Con estas palabras califica el presidente de Perú, Alan García a los nativos peruanos que intentan frenar la llamada “Ley de la Selva”
La lucha de las comunidades amazónicas es justa y consecuente. Es una lucha de resistencia, que no solo tiene que ver con las futuras generaciones, sino que además, con la defensa activa a la madre tierra.
Para cumplir con una de las condiciones del TLC (tratado de libre comercio) El gobierno peruano pretende utilizar las tierras aborígenes para facilitarlas a la explotación petrolera y gasífera.
Naturalmente serán companías extranjeras las que depredarán esos recursos y la población recibirá como de costumbre, las migajas que se caen de la mesa de los mayores.
La masacre perpetrada hace unos días a los indígenas que reclamaban con un corte ruta en contra de esa ley es la pruba evidente de hasta donde llega el neoliberalismo a traves de sus “empleados”.
En nuestro país tenemos la costumbre de mirar para otro lado y permitir la explotación minera, petrolera y de pesca, entre otras cosas, como si no nos afectara.
El veto a la Ley de los Glaciares es una manifestación destacada en este aspecto.
Y los argentinos como si no ocurriera nada.
Los aborígenes peruanos estan dando muestras de un coraje del cual deberíamos aprender.